En sus casi tres años de vida, Umiko se ha convertido en toda una referencia en Madrid por su fusión de cocina japonesa, atrevida, honesta y divertida. Sus responsables, Juan Alcaide y Pablo Álvaro, vienen de aprender los entresijos de la gastronomía nipona junto a Ricardo Sanz, en Kabuki. Y se notan las tablas.
Por descontado, como buen restaurante japonés, su fuerte es el pescado. Como explican las camareras de forma explícita, las piezas se sacrifican en el momento mismo de ser capturadas, siguiendo la técnica Ike Jime, que consiste en practicar una punzada en el animal que produce su muerte cerebral instantánea, lo que provoca que toda la sangre retorne a las vísceras. Supuestamente, se trata de un método de sacrificio con el que los peces sufren menos, pero además permite que la carne tenga una textura especial, que se obtiene tras dejar reposar las piezas en cámara.