Para muchas personas, la Semana Santa no es tal si unas buenas torrijas no hacen aparición en su vida de alguna manera. Yo no suelo ser una de ellas, pero reconozco que unas torrijas bien ejecutadas son un dulce espectacular que pocos otros pueden igualar. Dando vueltas a la receta, se me ocurrió variar el proceso de elaboración y marcarme lo que he venido en llamar unas torrijas invertidas.
En la receta tradicional, el pan se empapa de leche y se pasa por huevo antes de ser frito, y se termina con un baño de almíbar de miel. Pues bien, en esta receta el proceso se invierte, siendo el almíbar de miel el elemento que sirve para empapar el pan y la leche y el huevo, en forma de crema inglesa, la salsa con la que las regamos o acompañamos una vez listas. De ahí, lo de torrijas invertidas.
Ingredientes para cuatro torrijas invertidas
- Para el almíbar de miel: 150 ml de agua, 150 ml de miel y 1 estrella de anís.
- Para la crema inglesa: 1 huevo, 50 g de azúcar glas, 50 ml de leche, 50 ml de nata líquida y 1 rama de canela.
- Para las torrijas: pan para torrijas, 1 huevo y aceite de oliva suave.
Comenzamos por el almíbar de miel y, para ello, juntamos el agua y la miel en un cacito junto con la estrella de anís y llevamos a ebullición. En el momento en que arranque el hervor, bajamos el fuego y dejamos cocer suavemente durante cinco minutos. Transcurrido este tiempo, retiramos del fuego y dejamos atemperar. Retiramos el anís estrellado y listo para usar.
Cortamos el pan para torrijas en rebanadas gordas, de centímetro y medio de espesor aproximadamente. Colocamos las rebanadas en una fuente en la que quepan justas pero sin estar apretadas y las regamos con el almíbar de miel. Dejamos que el pan se empape bien y embeba todo el almíbar.
Mientras tanto, preparamos la crema inglesa. Separamos la clara de la yema del huevo. La clara la reservamos para otra elaboración, para la crema sólo vamos a utilizar la yema que batimos con unas varillas eléctricas junto con el azúcar glas hasta blanquear.
En un cacito pequeño, calentamos la leche, la nata y la rama de canela, a fuego suave. Cuando comience a hervir, retiramos el cacito del fuego y dejamos atemperar antes de agregarlo al batido de yema y azúcar. Esto lo haremos colando la leche y nata para que no caigan restos de canela en rama en nuestra crema inglesa.
Mezclamos bien y llevamos de nuevo la mezcla al fuego, que habrá de estar muy bajo. Calentamos y removemos al mismo tiempo para que no cuaje el huevo. No debemos permitir que la mezcla hierva o la crema nos quedará grumosa. Notaremos que la crema toma espesor poco a poco. Cuando deje marca en la espátula con la que la estamos removiendo, vertemos en un recipiente frío y removemos durante unos minutos más mientras se enfría.
Ya es hora de terminar nuestras torrijas, de modo que llenamos una sartén con aceite de oliva hasta dos dedos de altura y lo calentamos a 170º-175ºC. Con sumo cuidado, pues son muy delicadas, tomamos las rebanadas de pan y las pasamos por huevo batido. Las freímos de dos en dos, volteando para que se doren por ambas caras. Retiramos y escurrimos sobre papel absorbente.
Una vez listas las torrijas, podemos regarlas con la crema inglesa y dejar que reposen hasta que se empapen de ella, tal y como haríamos con la receta tradicional y el almíbar de miel. Alternativamente, y esto es lo que hice yo, podemos usar la crema inglesa como salsa base sobre la que servirlas y presentarlas ante nuestros comensales. Al gusto.
Tiempo de elaboración | 30 minutos + 2 horas de reposo
Dificultad | Media
Dificultad | Media
Degustación
Cualquier momento es bueno para disfrutar de unas torrijas invertidas aunque las recomiendo para la merienda, pues son un dulce contundente. Están mucho más ricas recién hechas y en caliente. La jugosidad del baño de almíbar de miel, que aporta cremosidad al interior, desaparece según va pasando el tiempo.
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