Los habitantes de valle que forma el río Arlanza no miden un metro, pero, al igual que los hobbits, pasan buena parte de sus momentos de ocio bajo tierra: en cientos de bodegas repartidas por el fértil valle que atraviesa la provincia de Burgos y parte de Palencia.
La zona fue un importante núcleo vitivinícola, al menos desde el siglo VII, pero a finales del siglo XIX la plaga de la filoxera se cebó especialmente con sus viñas. Esto unido al éxodo rural y a lo poco rentable de unos vinos de baja producción que, por entonces, no tenían muy buena fama, hizo que la mayoría de los agricultores arrancaran las viñas para plantar cereal.